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¡Pidan y se os dará!

Foto del escritor: Cova de Iria Cova de Iria


¿Quién se compara contigo? Contigo ¡Hacedor de maravillas!

Y ahí estaba yo en misa, con ellos. El 15 de abril de 2019, lunes de semana santa, dos días después de haberme comprometido. Digo con ellos porque estaba con Dios, con Cristo y con Álvaro Miguel a mi derecha. Sonó al fondo esa canción que mueve cada fibra de mi ser desde que decidí amar a Dios a conciencia: ̈Rey de Reyes ̈.


Entre una lágrima y otra que con esfuerzo intentaba impedir se escurriera por mis mejillas, toqué mi vientre y dije ̈Señor, el otro año, para esta fecha, permite que haya un pequeño corazón latiendo en mi interior ̈. No hice más, continué cantando ... ̈Señor de señores, aquel que mi vida cambió... ̈.

 

Y ahí estaba yo, de pequeña siempre jugando a ser mamá. Recuerdo incluso aquella navidad en que ¨Santa¨ tuvo que comprarme un coche de niño de verdad porque ya era demasiado alta para los de muñecas.

Y luego, ahí estaba yo, a los 16 años, sentada en un consultorio, después de varios exámenes, con 7 meses y medio de ausencia de menstruación. Ese día fue, la primera vez que escuché a un ginecólogo decirme que no pasaba nada, que era común, ovarios políquísticos, amenorrea y demás explicaciones y luego, ese comentario que para él quizá era normal, pero para mi, una persona de corta de edad pero cuyo sueño ha sido desde siempre ser mamá, empezó, en adelante, a preocupar mis días: ¨no pasa nada, es sencillo, en el momento que quieras quedar embarazada se hace un tratamiento, pastillas, hormonas etc., y ya estᨠconfieso que después de escuchar la palabra ¨tratamiento¨, mis oídos dejaron de escuchar.

 

Catorce años han pasado desde ese momento y en el transcurso de los mismos en mi obsesionado control (porque debo confesar que soy bastante cuadriculada en todas las esferas de mi vida) recuerdo solo en una ocasión haber tenido el periodo menstrual ¨naturalmente¨ dos meses seguidos (es decir, sin ayuda de pastillas). Los y las ginecólogas por las que pasé durante esos años siempre me decían que no era sano dejar más de dos meses sin tomarme las pastillas para ¨hacerme venir la regla¨ porque era necesario que el cuerpo desechara lo producido y mmm llamémoslo ¨lo no desprendido¨.

No obstante, confieso que me daba mucha inconformidad cada vez que no me llegaba ¨sola¨ por lo que dejaba pasar más del tiempo recomendado, pues yo soñaba con el momento en que todo se regulara por obra de Dios.

Es preciso decir (aunque no se mucho del tema a profundidad pues no soy médica) que el diagnóstico de insuficiencia ovárica primaria y de eso de constantes periodos con ¨folículos luteinizados no rotos¨, no siempre significa que el embarazo es imposible, es más nunca ningún ginecologo al que acudí me dijo tal cosa, todos coincidían en que quizá sería un poco más demorado de lo normal puesto que había meses en que mi cuerpo no liberaba ningún óvulo, que era difícil predecir en qué momento ocurría la ovulación y pues que quizá llegado el momento lo más factible serían pastillas y en últimas medida tratamientos.

Como muchas mujeres he sido diagnosticada también con ovarios políquísticos, lo cual evidentemente tampoco impide quedar embarazada pero tampoco ayuda con el resto del panorama que me dibujaba cada ginecólogo. A finales de 2018, fui a mis exámenes anuales de rutina y, junto con Álvaro Miguel, como hemos intentado hacerlo siempre, oramos porque todo en términos generales estuviera bien.

Y así lo estuvo, el día de la ecografía para ver como estaban mis ovarios, no recordaba una sola vez en la que un ecografista me hubiese dicho que estaban totalmente limpios, no había ni uno solo de esos quistecitos que durante años habían estado presentes en mi. De la nada, sin más y sin saber por qué, ese ecografista me dijo ¨están listos para albergar vida¨. Sonreí, callé y en mi mente pronuncié ¨Gracias por permitir también esto Señor¨.

Aun así, como siempre mis ciclos menstruales continuaban irregulares. Y yo sin tomar ninguna clase de anticonceptivos, ni pastillas que me hicieran llegar el periodo ni nada. Mi máxima desde inicios del 2018 había sido que sería Dios quien regularía mis ciclos.

Cabe mencionar por supuesto, como ya dije, que no era que los médicos me hubiesen dicho que era una certeza que nunca ovulaba ni nada por el estilo, por el contrario, recuerdo que aquel que me atendió a los 16 me dijo entre risas ¨ahora no es que vas andar de loca por ahí ¨. No obstante, como desde hace ya algunos años largos decidí vivir relaciones en Dios, eso de ¨cuidarme¨ no era preocupación para mi, ni para mi pareja.

Álvaro Miguel y yo procuramos vivir, desde el primer día, un noviazgo con propósito. Un noviazgo con miras al matrimonio; una relación en la que día a día nos proponíamos conocernos, aceptarnos y proyectarnos. Sin duda, nuestra mejor decisión. Quizá en lo humano, una de las más difíciles decisiones, pero hoy, con certeza puedo decir, que vivir noviazgos espirituales y no carnales es, verdadera fuente de bendición.

 

Soy creyente, procuro serlo. De todos modos, aun trabajo fuertemente en mi afianzar mi confianza en Dios. En mi humanidad, es difícil. Le ¨creo¨, si, así, en comillas porque muchas veces aun viendo sus proezas manifestarse en mi vida, continúo dudando. Muchas veces, en torno a todo este tema, Él me ha dicho que seré mamá, se qué lo seré, aunque debo confesar que muchas veces estuve convencida de que la ayuda médica sería requerida.

Es tonto, quizá algún médico leerá esto y dirá que duré años encerrada en un vaso con agua, sin embargo, para mi es imposible describir lo que cada mes sin menstruación me hacía pensar y sentir, me recordaba quizá la posibilidad de no ser mamá o bien de lo complicado que resultaría el proceso. Falta de fe. Hoy, como siempre, pido perdón a Dios por ello.

Tengo un diario de oración, la mayoría de ellas son oraciones propias que he ido escribiendo con ayuda de la biblia. De soltera (pero ennoviada con Álvaro Miguel) oraba mucho por nuestras familias, esas a las que Dios desde antes de nacer nos designó a cada uno individualmente y por esa que construiría con él, el hombre que el Espíritu Santo había elegido para mí. Y en especial, mis oraciones incluyen, esas promesas de familia que Dios desde el principio nos ha hecho a nosotros sus hijos. Comparto fragmentos de una de las oraciones que he construido y que en el tiempo se ha convertido en una de mis preferidas:

Padre, en el libro de Isaías se nos exhorta a hacerte remembranzas de tus promesas y eso quiero hacer hoy. Señor tu dices en Isaías 41:15 ¨presenta tu caso delante de Dios, da tus argumentos, ven y presenta las pruebas¨.

Señor, tu dijiste en Génesis 1:28 sean fructíferos y multiplíquense ¿Cómo puedo hacer esto a menos que me ayudes? Señor tu dijiste en Salmos 1:12 tus hijos serán poderosos en la tierra ¿Cómo puede ser esto a menos que me concedas la gracia del matrimonio y nos des hijos? Dijiste en Salmos 113 que das a la mujer sin hijos una familia feliz ¿Cómo puede ser esto Señor a menos que me bendigas con el matrimonio y ambos con hijos?

Dios hago lo que está en mis manos. Ahora te presento mi caso basada en tu palabra en la que dice que yo y mi casa te serviremos y que mi descendencia será bendecida.

Se que eres verdaderamente fiel a tu palabra y justo con lo que has prometido. Señor se nos ha dicho a través del Salmo 37:4 que cumples los deseos de mi corazón, Tu dijiste que en el momento en que yo oro la balanza de la batalla se mueve a mi favor, por favor escucha Padre mi oración.

Yo se que tu no puedes mentir, lo que haz dicho eso harás, porque tú Señor eres un Dios de verdad.

A ti serviremos Padre y tal como lo dice tu palabra en Isaías 54, nuestros hijos serán por ti enseñados¨ me apropio de esa promesa Señor y la reclamo para la descendencia que tu nos darás.

Señor tomo como promesa propia la profecía realizada por Jacob a su hijo José al decirle que el ¨sería como rama fructífera junto a una fuente cuyos vástagos se extienden sobre el muro¨ (Gen 49:22) y reclamo que así será nuestra simiente Señor.

Mi esposo y yo seremos rama fructífera.

Amén.

(Luego de casada, la parte de pedir que se me concediera la gracia del matrimonio la cambié pequeñas frases de alabanza y continuaba con la otra parte tal cual… )

 

14 de noviembre de 2019. Vi el reloj: 11:54pm. Afuera algún quedaban algunos amigos compartiendo con Álvaro Miguel y con mi papá. Yo, estaba recogiendo y ordenando alguno de los regalos que ese día, día de nuestra noche de bodas, nuestros amigos nos habían dado. Y sentí ese dolor, dolor de cólico. Dolor que la mayoría de las mujeres odian pero que, para risa de muchas de mis amigas, yo, adoro. Si, lo adoro, especialmente esos meses en que anunciaban un periodo menstrual que llegaba solo, sin ninguna clase de ayuda.

Me dije entre risas ¨muy bueno, meses sin regla y me va a llegar un día antes de mi matrimonio¨, imaginen obviamente que parte de la risa obedecía a que mi pobre futuro cónyuge tendría, además del tiempo que ya había esperado en el noviazgo, que esperar un poco más por la ¨inesperada visita¨.

Volvió el dolor. Me retorcí, esta vez si que era de esos meses fuertes. Sin embargo, agarré mi vientre y mentalmente dije ¨Gracias Señor por permitir también esto ¨.

Tomé el celular y abrí la aplicación de control menstrual, vi el calendario, volví a mirar, lo acerqué, en verdad no lo podía creer. NUNCA desde mis 16 años (que fue cuando empecé a prestar mayor atención a las fechas) NUNCA mi periodo menstrual había llegado el día en que marcaba que ¨debía llegar¨ y menos cuando su ausencia previa había sido de meses.

Pero ese día, para mi sorpresa, ese calendario indicaba el puntito rojo en ese día 15 de noviembre de 2019, miré el reloj, efectivamente eran las 12:10 del 15 de noviembre. Toqué mi vientre y dije: ¨Gracias Señor, se que eres tu, quien, bendiciendo esta nueva etapa de mi vida, ha iniciado a regular mis ciclos menstruales¨

¨Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús¨ 1 Tesalonicenses 5:18.

 

En mi día especial, 16 de noviembre, el día de nuestro matrimonio, decidí que varios niños antecedieran mi camino al altar. Lo hice porque Dios ama tanto tanto a los niños que ellos tienen entrada completamente abierta al cielo. Y no imaginan cuánto quisiera que llegado el momento de volver al Padre, a Álvaro miguel y a mi se nos abrieran de par en par esas puertas y se nos permitiera ser parte del Reino de los cielos. Del mismo modo, Dios, en su inmenso amor nos ha dado la instrucción de ser fecundos y multiplicarnos, y por eso también, en señal de obediencia a mi deseo de acatar dicha instrucción y con el deseo de servirme de ellos para simbólicamente solicitarle me concediera la dicha de llegar a ser madre, llené mi camino de pequeños pedacitos de su cielo.

Así mismo, para ese día escogí detenidamente las lecturas que quería que el Sacerdote nos hiciera el favor de predicar, así como el Salmo:

¨ ¡Felices los que temen al Señor!

¡Feliz el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda

en el seno de tu hogar;

tus hijos, como retoños de olivo

alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido

el hombre que teme al Señor!

¡Que el Señor te bendiga desde Sión

todos los días de tu vida:

que contemples la paz de Jerusalén.

Y pues sí, ahí estaba una vez más yo de INTENSA aprovechando cada pequeña ocasión para recordarle a Dios sus promesas. Debo confesar también, que muchas veces me sentí con todo este tema la protagonista de la parábola del amigo que se presenta a media noche:

Y les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga un amigo y acuda a él a media noche y le diga: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío me ha llegado de viaje y no tengo qué ofrecerle”, le responderá desde dentro: “No me molestes, ya está cerrada la puerta; los míos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos”? Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su impertinencia se levantará para darle cuanto necesite»

Así es Él, grande y misericordioso. En lugar de considerar insistente al vecino que tenía que pedir prestado pan, nos insta verlo como Él lo ve, como una persona dispuesta a correr el riesgo de molestar cuando el motivo está justificado, que tiene la confianza de que su requerimiento será atendido, aunque parezca una descortesía despertar a su vecino. El hombre pide con atrevimiento y sin vergüenza.

A la luz del pedido inicial que instó a Jesús a exponer esta parábola, los discípulos le habían expresado que querían aprender a orar. La parábola de Jesús nos insta a rezar con atrevimiento, a presentarnos sin vergüenza delante de Dios para pedirle que cubra nuestras necesidades. El argumento es que, si el hombre se levantaría para atender el requerimiento de su vecino, ¿cómo no va a responder Dios nuestras plegarias cuando le presentamos nuestras peticiones? Por tanto, en obediencia, ahí estaba yo, el día de mi matrimonio, a través del salmo y la lectura, una vez más de intensa, sin importar la hora, el momento ni cuando había sido la última vez que se lo había insinuado, recordándole que Él me prometió, la gracia de ser Madre.


Esta parábola es un simple relato de la vida cotidiana que nos enseña que Dios responde nuestras oraciones (eso si, en su tiempo); puesto que, al igual que el hombre que dormía, Él se levantará y nos dará generosamente lo que necesitemos. Antes de la parábola, Jesús acababa de enseñar a Sus discípulos el Padrenuestro, que incluye la frase: ¨El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy¨, y continuó con esta parábola acerca de alguien que justamente necesitaba pan.

La conclusión es que debemos presentar nuestras peticiones a Dios con atrevimiento y tener la certeza de que nos responderá. Por eso yo en todo momento he insistido en pedir, mi Pan soñado: la gracia de la maternidad.

 

Martes 17 de Diciembre:

Yo: ÁLVARO MIGUEEEEEELLL quiero papita BBQ. A.M: Amor, son las 11 y media de la noche. Yo: No me importaaaaa quiero papita BBQ, pidemela pidemela!!!


Jueves 19 de Diciembre:

Yo: ÁLVARO MIGUEEEEEELLL quiero jugo de naranja.

A.M: Luisa son las 10 de la noche.

Yo: Ayyy yo quiero jugo de naranjaaaaa. Hazme, hazme. ¡¡Ay ve!!

A.M: Gordi, ahí hay coca cola.

Yo: Nop, quiero jugo de naranja J

Viernes y sábado:

- Dolor INSOPORTABLE en las mamas.

- Ausencia de menstruación.

Domingo 22 de diciembre, llegando al centro comercial Guatapurí, pasando por una droguería:

Yo: Álvaro Miguel, cómprame una prueba de embarazo.

A.M: ¿En serio Gordi?

Yo: Si, igual si no, eso fijo hace que se me pase la idea y en unos días me llegue.

Álvaro Miguel me cuenta que fue camino a la droguería pensando en que seguramente una vez más sería uno de mis retrasos cotidianos. Yo, por mi parte sabía que era algo más…

Dicen que las pruebas de embarazo deben hacerse con la primera orina para mejores resultados. Yo, me la hice, a eso de las 12:30 del día, en el baño de un centro comercial. Álvaro Miguel hacía la fila para pagar unos aguinaldos en la Panamericana, le dije, ya vengo voy al baño. Él me miró, se rió y me dijo ¿no te aguantas verdad? A lo que respondí ¨Obvio no¨.

Entré al cubículo, dije a Dios ¨Que se haga tu voluntad¨. Me hice la prueba, pasaron ciertos segundos y nada. Ni una ni dos rayitas. ¿Mi reacción? Expresar: ¨Quizá qué prueba compró Álvaro Miguel que esto no funcionó¨.

Metí la prueba en mi bolso me terminé de arreglar. Antes de abrir la puerta de cubículo decidí volver a mirar, puesto que aun no se veía absolutamente nada intenté acercarla a mis ojos recordando que cuando mi hermana se hizo la prueba de Belén, le marcó dos líneas muy muy tenues a penas se alcanzaban a percibir, puesto su embarazo para ese momento, estaba muy muy reciente. Sin embargo, de repente aparecieron, no fue que se fueron oscureciendo, fue de inmediato de la nada, dos líneas rojo SANGRE, perfectamente identificadas. Más oscuras imposibles. SONREÍ. Y ahí en ese baño, me arrodillé y dije ¨Gracias, Dios, por permitir también esto¨.

Me levanté y hasta ahí llego mi tranquilidad, de inmediato comencé a temblar. Si bien es cierto que el momento que desde había niña soñado empezaba a materializarse y que siempre sube que Dios me haría madre, he de confesar que evidentemente jamás creí que sería tan rápido y menos aún a los 37 días de haberme casado, lo que más o menos quiere decir, que la concepción se dio a eso de la segunda semana desde la fecha de mi matrimonio. Para mi, eso, siempre será prodigioso.

Abrí la puerta, lavé mis manos y llamé a mi mamá. Le conté. Su primera expresión ¨hija no puede ser¨… Al colgar, voltee y ahí en una silla de la plazoleta de comidas estaba él, el hombre que el Espíritu Santo de Dios había escogido para mi, el hombre junto al que, desde el principio de los tiempos, Dios me había pensado para regalarme un hogar. Yo fui desde siempre su costilla, él desde siempre pensado como mi cabeza. El hombre a quien hace tan solo 37 días le había dado un SI, en Dios, para toda la vida en aquel altar...

Tenía la cabeza entre las manos, se que moría de nervios, me miró y más que nervioso dijo ¨ ¿qué? ¨ yo le dije ¨calma, relájate, nada aún¨. Me dijo ¿no? (Con mi mamá había quedado en decirle cuando me hiciera la prueba de sangre el día siguiente para mayor seguridad)


Pero él se me quedó mirando y para mi fue imposible callar. Le dije ¨Mentiras, si¨… Me dijo ¨ ¿Si? Y yo ¨Si¨… Risas…. Seguidas por un ¨ ¿En serio gordi? ¨ y yo: ¨Que siii oyeee, pero contrólate sin escándalo¨ Le mostré la prueba y este señor no paraba de temblar. No sabía que hacer, donde ponerme, me abrazó, alabó a Dios.

Tanto Álvaro como mi mamá, en el fondo, necesitaban la prueba de sangre. Debo decir, sin orgullo, sino más bien con profunda humildad, que yo no. Si hay algo de lo que tengo absoluta certeza es que Dios no es hombre para mentir, lo que ha dicho eso hará. Y para mi, la prueba de farmacia, fue suficiente.

Lunes 23 de diciembre, prueba de embarazo en sangre: POSITIVO.

Viernes 27 de diciembre, ecografía transvaginal: Embarazo 4 semanas por medida de saco gestacional. Bien implantado.

Sábado 18 de enero de 2020, ecografía transvaginal: Embrión con embriocardia de 182 latidos por minutos. No se observan hematomas ni desprendimientos. Saco gestacional, saco vitelino. Edad gestacional 8 semanas, 1 día.

Así que Yo les digo:


Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.


- Luisa -

 
 

1 Comment


marcecris12
Apr 08, 2020

Debo decir que me encanto esta última entrada y que me comprometí un jueves santo 13 de abril de 2017 😊 y que mi mayor bendición Miguel David quien nació en l 2 de diciembre de 2019 es producto de mucha oración e insistencia 😊 gracias por recordarme que no hay que temer que Dios siempre estará ahí.

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