11:45 p.m. Belén esta dormida, ha sido un día largo y agotador, pero me siento felizzzz de gafas puestas frente al computador para volver a escribirles. Han pasado cuatro meses desde el último blog en el que les conté las emociones que acompañaron el nacimiento de Belén. Desde ese día hasta hoy han pasado muchísimas cosas, y he vivido muchísimos sentimientos, con el pasar del tiempo he empezado a trazar mi corto camino como mamá, y hoy les puedo decir me siento renovada, feliz, plena, mis emociones están mucho mas controladas, con nuevas energías para retomar este proyecto que me emociona tantooooo. ¡La verdad es que tengo tanto que contarles!
Este blog y ustedes, mi familia Cova de Iria, ocupan un lugar taaaan importante en mi corazón… Pero de verdad haber estado dedicada a mi hija durante todo este tiempo me permitió hacer un viaje directo a mi corazón, encontrarme, ir, volver, vivir todooo un mundo nuevo de experiencias como mamá, porque aunque ustedes no lo crean, el blog y las redes sociales demandan mucho tiempo que mi bebe necesitaba, y sólo hasta ahora he podido sentir que ya tengo un poco más de organización para poder volver a escribirles periódicamente y seguir con todas las cosas lindas que sé que Dios me tiene preparadas a través de cova de iria.
Al principio, como buena mamá primeriza, me sentía inexperta en todo, pero poco a poco me he ido llenando de confianza hasta sentirme más tranquila y segura. Mi vida como Melissa tenía que llegar a equilibrarse de alguna manera, porque muchas de ustedes me entenderán cuando les digo que ser mamá lo cambia todoooo. En mi caso personal soy mamá trabajadora y ya regresé a laborar. Los primeros cuatro meses tuve la bendición de poder estar junto a Belén 24/7, pero ahora las cosas han cambiado un poquito, y de esos sentimientos también quiero hablarles. Como ya les he contado, yo soy abogada y ejerzo mi profesión. Paso mañana y tarde en oficina, por lo que trato de organizar mi tiempo lo mejor que puedo para compartir lo más que pueda con Belén.
Todos mis días comienzan a las 6 a.m antes de que ella se levante (a veces puede ser unos minutos antes o después) pero por lo general me levanto a orar a esa hora. A las 7 am empiezo a arreglarme, me baño me cambio, desayuno y quedo lista para esperar las 8 am, hora en que se levanta Belén. Esa hora es de mis favoritas a su lado, me fascinannnn esos quince minuticos de pereza donde Andre y yo le damos los buenos días y jugamos con ella. Luego la baño, la cambio y le doy de comer. A las 9 am estoy lista para salir a trabajar.
Al medio día comparto con ella lo más que puedo, luego salgo nuevamente a trabajar. Durante todo el tiempo en mi ausencia le tengo organizada una rutina que me gusta tratar de respetar al máximo, tiempo en que juega y tratamos de tenerla entretenida. No les voy a negar que al principio volver al trabajo me costó muchísimo, mi corazón se arruga cada vez que salgo, pero Dios me ha regalado paz y tranquilidad a través de la oración y me ha hecho entender que mientras yo no estoy, ella esta en sus manos.
Ahora, todo esto suena bien, pero mientras se logra todo puede llegar a ser un caos. No voy a mentirles, fácil no es. Sobre todo al principio, luego todo se normaliza y poco a poco vamos organizándonos. Pero la realidad es que las noches son laarrgas y las horas no alcanzan. En el día me la paso ocupada, y muchas veces no tengo tiempo ni para revisar el celular. Pero el llegar a casa y ver a Belén, abrazarla me reconforta y llena de fuerzas. Desde las cinco de la tarde hasta el día siguiente a las 9 de la mañana es mía solita y yo me la gozo segundo a segundo sin cesar. Ahora que Belén esta más grandecita he podido buscar espacios para sacarle tiempo a este proyecto que hace parte de mi realización como mujer, y sé que mientras yo me sienta en paz, feliz y tranquila seré una mejor mamá.
Somos mujeres, esposas, hermanas, hijas, amigas, trabajadoras, mamás, debemos cumplir con todo y queremos hacerlo bien. A veces el ejercicio puede ser un poco agobiante, pero yo logro mantenerme fuerte positiva y en marcha a través de ese bálsamo y arma que es la oración. Antes de llegar de nuevo a mi casa, saco esos minuticos para visitar al Santísimo, y ahora mi oración esta enfocada en dar GRACIAS, gracias a Dios por todo lo vivido, por todo lo llorado, por todo lo aprendido, y disfrutado, porque siento que lo he logrado, con días agotadores en que me siento culpable, si, pero ahí voy poco a poco lográndolo a mi ritmo.
Gracias a esta experiencia como mamá me he podido dar cuenta que ser mujer es ocupar un lugar demasiado importante en la creación. Somos capaces de TODO, y lo que no sabemos hacer, como mamá nos los inventamos, somos poderosas y eso hay que creerlo, incluso después de las noches en las que Belén se porta más traviesa, me mira con esos ojitos sinceros llenos de amor que me dicen te necesito, y me regala una sonrisita que me quita el sueño y me hace levantarme llena de amor para brindarle lo mejor de mi.
En todos estos meses he logrado conocerme más a mi misma, a conectarme con mi legado, entender mejor mis tiempos, mis para qués, he dejado de lado las justificaciones, he aprendido a lavarme el cerebro todos los días a través de mis oraciones, a recordarme que Dios me llama a esforzarme, a ser fuerte y valiente, he aprendido a ser más constante a pesar de las dificultades, porque mamás, ¡dificultades habrá! He aprendido a renunciar a la comodidad, a poner en MUTE a muchas personas, a estar abierta al cambio.
Ser mamá tiene que ver con una sensación honesta de soltar y de dar a otro ser y a otros a tu alrededor lo que eres, lo que viniste a ser, adiós a ese yo egoísta. Incluso ser mamá empezó a tener más sentido para mí cuando me di cuenta lo feliz que soy al transformar cada cosa, a disfrutar incluso aquello que no sale como yo quiero. (Con un bebe nunca nada saldrá según lo planeado jajajaja) Este es el porqué más profundo de volver hasta ahora. No podía escribirles cosas positivas sintiéndome un ocho, no nos hubiéramos conectado, ¡no me hubieran creído!
Cada palabra que escribo sale de lo más profundo de mi corazón, y cuando no estoy en mi 100, simplemente no fluye, se nota. Lo más valioso de este tiempo es haber podido comprender que el amor en ocasiones es doloroso porque nos transforma, que un hijo es una experiencia que nos invita a evolucionar, debilita nuestro ego, nos hace mutar. Ese dolor que sienten nuestros hijos al abandonar nuestros vientres al nacer, se transforma en nuestro con ese miedo a lo desconocido y la incertidumbre de cómo lo vamos a hacer. Eso asusta, y mucho.
Pero no se puede experimentar la grandeza sin pasar por todo esto, nos enfrentamos a una ardua tarea, y por esto, lo primero siempre será amarnos a nosotras mismas, para luego poder amar a ese ser incondicionalmente, así nos de miedo, así nos perturbe, ese siempre será el camino, porque la verdad es que Dios actúa y nos enseña de forma maravillosa que su camino y aprendizaje es un gran tesoro que te enseña sobre ti, a amar nuestra alma, cuerpo, vulnerabilidades, ese montón de pedacitos rotos que nos hacen únicos.
Este viaje mamás, nunca termina. Yo aun sigo aprendiendo y sé que toda mi vida será un aprendizaje para hacerlo bien, pero también para equivocarme, y tengo el tiempo que Dios me regale para descubrirlo. Por eso amo intensamente a mi hija, rio, lloro, estoy dispuesta a pasar cuantas veces sea necesario por la tormenta y de corazón deseo que ustedes tengan el valor y el coraje para hacerlo también, para que dejen de sentirse culpables, y puedan dejar de pensar en nada más que en ustedes mismas para ser la mejor versión suyas, propias, de su ser.
Mujeres se puede salir del vacío que sentimos a veces con las demandas de nuestra experiencia, y sé también que lo puedes conseguir en oración cuando viajamos a nuestros adentros con sinceridad para escucharnos a profundidad. Sé bien que puedes lograrlo porque así me sentí y he logrado conectarme conmigo misma para ser MI mejor versión como mamá, cumplir con MIS estándares, MIS metas, lo que yo creo que es mejor para mi como mujer, mamá, amiga, esposa.
Ahora vivo permanentemente cuestionándome y auto explorándome para poder dar lo mejor de mi y ahora también para ustedes, para dotarlos de todas las herramientas celestiales, a la mano de TOOOODAS, y que me han ayudado a llegar hasta este día, a creer que si puedo ser buena mamá, buena esposa, buena hermana, amiga, compañera, a mi ritmo, con mis decisiones, y a plenitud con mi sentir y creer. Dejé de definirme con lo que dicen las redes y los demás que debe ser una buena mamá, con lo que piensen algunas amigas o familiares que debo ser o hacer, ¡NO! Nos encanta definirnos es algo social que sirve para presentarnos, pero en este momento me siento libre porque soy capaz de decidir por mi y para mi hija escuchando la voz más importante: la de Dios.
Pido disculpas por el tiempo ausente, por que si, tengo un compromiso también con ustedes. Pido perdón porque no tengo una varita mágica para cambiar mi vida. Lo que hago es renunciar a quien venía siendo cada día, renunciando también a mis paradigmas, porque escribir, ayudar a otros, servir me hace sentir bien. Y me hace falta. Pero Dios poco a poco pone todo en su debido orden y aunque me gustaría multiplicarme y hacerlo todo, a veces no puedo.
Recuerden: -No siempre se trata de lo que quieres sino de lo que necesitas-. Por eso siempre les cuento que también me equivoco, me frustro, me detengo, dejo de sentir pasión, paso días sin orar, pero como ven eso no me detiene. Siempre hay una voz dentro de mi que me impulsa a seguir intentando. Dios. Esa misma voz que siempre estará dentro de ti y que te dice a ti mamá, a ti mujer, que te cansas, equivocas, que te aturdes, que Él te ha dotado de todo lo que necesitas para hacerlo bien. Enfócate en el camino, olvídate del resultado, pues es el camino o proceso el que siempre te conectará con tu propósito, así que se consiente y disfrútalo. No renuncies, aguanta, confía en Dios y déjate guiar por Él. Dios te dará siempre lo que necesitas, aunque no necesariamente siempre será lo que quieres.
Con cariño,
Mely.

Comentarios